Érase una vez un alegre y simpático gringuito que vivía en España, siempre había soñado con viajar a países lejanos, recorrerlos con tan solo su mochila y su sleeping, conocer a sus gentes, vivir con ellos, saber más de su cultura, de sus costumbres, aprender su lengua, etc… y si era posible, ofrecerles cualquier tipo de ayuda que este pudiera brindarles, el pensaba que de ese modo, se sentiría bien consigo mismo, porque a la vez que viajaba y disfrutaba también lograba ayudar a los demás!!

El sueño era maravilloso pero siempre tenía alguna excusa para aplazar ese viaje, la comodidad de su casa, el miedo a perder el trabajo que tanto le había costado conseguir, los amigos, la familia, la pareja, eran muchas cosas que siempre utilizaba como argumento para ir postergando su viaje… paso un año, dos años, tres años, cuatro años, cinco años… y nuestro amigo se iba consumiendo más y más, su tristeza cada vez era mas patente, tenía momentos de alegría pero muchos más de tristeza, vagaba sin rumbo, perdido, hasta que un día se miro en el espejo y casi no se reconoció… ¿donde estaba ese gringuito alegre y simpático?, ¿había desaparecido? ¿Seguía allí o se había esfumado?…solo había una manera de averiguarlo…se armo de valor, agarro su vieja mochila, cogió un poquito de platita que había ahorrado y saco un billete de avión solo de ida con rumbo a BOLIVIA!!

¿Porque a Bolivia? se preguntarán ustedes, pues porque había escuchado que exisitía una ONG llamada Kanchay que se dedicaba a ayudar a las gentes del Norte de Potosí, y en su estancia en España había mantenido contacto con un personaje apodado «el padrecito» también llamado Robert Crespin, presidente de esta institución. La química existente entre los dos cuando se conocieron, le hizo pensar, que en K′anchay podría realizar su maravilloso sueño. Cuando bajo del avión allí estaban, Robert y Max (director de K′anchay), en su flamante camioneta todoterreno. Un buen abrazo, unas cervezas y una buena conversación le hicieron pensar que había hecho bien en venir a este lugar, la aventura comenzaba…

Cuantos lugares tan hermosos visitó, Mizque, Colloma, Vila Vila, San Marcos, Carasi, Cochabamba, Oruro, Sucre…cuantas gentes de gran corazón tuvo el placer de conocer y conversar con ellas, personas humildes que consideraban un honor, que este gringuito hubiese venido desde tan lejos para estar con ellas, le ofrecían lo mejor que tenían, su comida, su mejor colchón, su mejor chicha…

Pero de todas las cosas que vivió lo que más afecto a nuestro viajero fue la forma de ser y de vivir la vida de estos changuitos. Continuamente le demostraban su cariño por cada internado que pasaba, le transmitían su alegría, su cercanía y su afecto. A pesar de las enormes dificultades que tenían que soportar día a día, estos chicos y chicas no se olvidaban de sonreír, una costumbre que quizás hubiésemos perdido en Europa, pensaba nuestro amigo. Le hicieron sentir, que la vida es mas sencilla de lo que la gente a veces quiere complicarla, de ese modo, viéndola bajo esa perspectiva, ellos logran disfrutar más, hasta los detalles mas pequeños son aprovechados y saboreados de un modo más intenso!! Que lleno de vida se sentía nuestro amigo, algo estaba empezando a cambiar dentro de él…

Transcurrieron tres meses y ya tocaba regresar a su país, pues el visado de turista se le terminaba, apenado, se miro de nuevo en el espejo y observo que el gringuito simpático, alegre y lleno de vida que una vez fue, había vuelto!!! Incluso se veía mas guapo!! ¿Porque regresar? pensó, hay tantas cosas por hacer, tantos lugares que conocer, tantas gentes con las que conversar, tanta ayuda por ofrecer a los demás. La aventura no había hecho más que comenzar. Continuara…

Moraleja:
«Lo mejor de este cuento es que el gringuito choquito existe de verdad y aun sigue en Bolivia, lleno de vida, de energía y de vitalidad, todo gracias a K′anchay!!, este gringuito soy yo,!! Animo a todos los que habéis leído este mini cuento, a que no tengáis miedo a realizar vuestros sueños, seguir vuestros instintos, perseverancia en vuestras metas y el mundo es vuestro!!»

Hasta el infinito y más allaaaaaaaa… .

J.J. Rey Suárez
Educador Voluntario de Kanchay