YACHAY ÑAN – CAMINO DEL SABER DEL MAESTRO
Por: Elmer Quispe Quinaya
Mi nombre es Elmer Quispe Quinaya, nací en la comunidad Jancoyo en el de Norte de Potosí, estudie desde pequeño en las CEAs de K`anchay –de pequeño en la CEA Vila Vila que se encuentra en el Norte Potosí y los últimos 3 años en la CEA- San Isidro en Mizque, Cochabamba- para terminar mis estudios de secundaria en el colegio Madre Margarita María Guaini – Fe y Alegría. Culminando secundaria, decidí hacer un año de voluntario, fui destinado al Internado de Qachari en el Norte Potosí, donde estoy realizando mi servicio.
Pero pasó lo que pasó COVID 19 todo lo paralizó
Con el tiempo que le dimos en pandemia se convirtió
Y la cuarentena
A muchos tristes nos dejó
Pero eso sí, no pudo quebrantar las ganas de enseñar
Y seguir adelante. (Quispe)
Decidí hacer este servicio, porque tuve muchas ganas de convivir con los estudiantes y apoyarles en su formación académica. Por otro lado, para experimentar el campo laboral: Soy responsable de la biblioteca y de las asignaturas de Matemáticas, con 2do y 3ro de secundaria y Pecuaria con 5to de secundaria.
ANTES DE LA PANDEMIA
Después de los cursos de verano que se llevaron a cabo en la CEA Vila Vila, empredí feliz y asustado mi caminata a Qachari, el lugar de acción de mi voluntariado que nunca antes había conocido.
El primer dia de mi voluntariado desperte junto a mis educandos que llegaron el día anterior, ese dia me sentí muy feliz al estar prestando servicios a los que más necesitan, sobre todo por que estaba dando de sí antes de pensar en mi mismo, desde ese dia comencé a conocer a mis educandos y a compartir con cada uno de ellos.
“Si no vives para servir,
no sirves para vivir”
(Madre Teresa de Calcuta)
En el transcurso de las semanas, me pasé dando clases de reforzamiento y apoyandoles en sus tareas, realizando actividades productivas (siembra de hortalizas, crianza de animales) y realizando actividades de Vida Comunitaria (juegos grupales, dramatización, noche cultural y actividades de convivencia).
Antes de la Pandemia todo era normal tenía ganas de poder realizar muchas cosas con los educandos en la parte educativa , en lo productivo y en la parte de Vida Comunitaria.
Siempre lo recordaré:
• El dia en que fuimos a la hacienda a trabajar junto a mis educandos, hicimos deshierbe de arveja y recojo de leña: Los educandos lo hicieron con mucha voluntad y conciencia, los de quinto y sexto de secundaria cargaron un tronco (grueso y largo) entre risas, pensé que les resultaria difícil cargar semejante tronco, pero ahí comprendí que la unión hace la fuerza y el trabajo en equipo tiene logros increibles.
• También recuerdo la noche de Dramatización donde tres de mis educandos (Paulino Ramos, Edmundo Jala y Milton) hicieron una dramatizaron sobre el enamoramiento y el avance tecnológico, me hicieron reir hasta llorar, esa noche me diverti mucho.
Pasé experiencias muy bonitas junto a mi equipo de trabajo y junto a mis estimados educandos. Y, lamentablemente, tuvo lugar el día más triste durante mi voluntariado el 15 de marzo de 2020, cuando suspendieron las clases escolares a causa de la pandemia, ese día sentí que todas las metas que tenía trazadas para este año se acabaron, sentí que no podía continuar haciendo como voluntario: ayudar a los demás sin pedir nada a cambio, ese día me quedé muy triste viendo como se marchaba mis sueños con ellos.
DURANTE DE LA PANDEMIA (COVID – 19)
La Pandemia COVID 19 nos nubló las metas anuales, fue como un obstáculo para realizar muchas actividades previstas. Como una semana después de ese día estaba decepcionado y triste al ver que ya no estaban los estudiantes en la CEA. Esos días fueron muy tristes para mí como para todo mi equipo de trabajo más que todo me afectó sentimental y emocionalmente, ya que cuando están los educandos puedes hablar, reír, renegar y compartir con ellos. Los extraño bastante por que yo personalmente desde pequeño estuve en los internados de K’ANCHAY me formé allí y siempre estuve rodeado de personas con quienes compartir.
Pero con esto de la Pandemia se tuvieron que paralizar las actividades académicas, los estudiantes regresaron a sus comunidades. Nuestros educandos estaban prácticamente abandonados en la parte de educación por que los profesores no podían optar por dar clases virtuales y/o semipresenciales, porque no todos los educandos contaban con celulares y la conexión de internet es mala en estos lugares, con comunidades alejadas y dispersas.
Pero como K’ANCHAY y personalmente como voluntario de dicha institución me puse a elaborar materiales de apoyo en Matemática y Pecuaria que distribuimos desplazándonos a las comunidades.
Mis recuerdos de esta época son:
En lo productivo
• El día que bajamos al rio de Qachari y en las tierras recuperadas de la erosión plantamos Duraznos junto a un compañero del equipo (agrónomo) y a algunos padres de familia, fue algo muy valioso para mí plantar un arbolito para ayudar a la Madre tierra: “si supiera que el mundo se acaba mañana yo, hoy todavía, plantaría un árbol” dijo Martin L. King. Conocí y aprendí a convivir con con los padres de familia de mis educandos, con quienes hicimos la forestación en diferentes lugares de Qachari, pues la mentalidad ecológica que se nos fue inculcada desde muy pequeños mediante K`anchay nos dio las fuerzas para poder ayudar a nuestra madre tierra.
• Los días en que fuimos a cosechar diferentes hortalizas de los diferentes terrenos prestados a la CEA Qachari por las comunidades: recuerdo que fuimos junto con el equipo de trabajo y dos mulas a cosechar cebolla. Las hortalizas cosechadas nos sirvieron de alimento, de manera que nos pudimos autosostener con eso productos y compartimos lo que teníamos con la población, que con la cuarentena se quedó con pocas verduras.
En lo académico:
• Fui durante la cuarentena dinámica, cumpliendo con las normas de bioseguridad, a diferentes comunidades de mis educandos, me sentía como un héroe que desafiaba los riesgos por seguir educando a mis estimados estudiantes que hasta entonces estaban totalmente abandonados.
• El día que emprendimos una caminata de 8 km a las comunidades de Lawa Lawa y Pichuya, con el objetivo de nivelar a nuestros estudiantes, llegamos al lugar cansados, recuerdo que ese día almorzamos a las 3 de la tarde (hicimos un sacrificio que realmente valió la pena), convocamos a los estudiantes a la escuelita, impartí conocimientos de Matemáticas a los de 2do y 3ro y contenidos de pecuaria a los de 5to . Pude enseñar a mis educandos con más detenimiento y uno por uno hasta puedan resolver los ejercicios y tengan un dominio del contenido; por otro lado, conocí un nuevo contexto, aquel del que proceden mis estudiantes a la CEA, me adentre en la realidad y junto con ellos aprendí ese día que puedes aprender siendo de cualquier ambiente solo basta con echarle ganas y hacerlo con mucha voluntad. Es una experiencia que se quedara como un recuerdo muy bonito por toda la vida, porque sabré que un día hice algo muy importante, y que la Pandemia no detuvo mis las ganas de enseñar.
“La cuarentena hace que te preocupes de las cosas más importantes: la educación, el cuidado de nuestra querida Madre Tierra y pienses en ti -que si vas a ser víctima del COVID 19 que sea haciendo lo bueno por los demás y por tu familia-”.
“Me preocupa que la situación empeore y que no pueda volver a pasar clases con los Educando porque se están perjudicando en lo académico, por otro lado, si la pandemia llega hasta el Norte Potosí, nuestros Centros de Salud no están bien equipadas; ¿qué sería de nosotros si llega hasta nuestras comunidades?”.
Hasta que termine la Pandemia durante esta gestión seguiremos luchando por nuestro estudiantes apoyandoles y dándonos modos para poder llagar hasta ellos cumpliendo con los cuidados y normas de bioseguridad.
JALLALLA K’ANCHAY !!!